20 junio 2016

Islandia l

 
Islandia emerge en el centro del Atlántico como  una isla de la gran cordillera, Dorsal Atlántica, que recorre todo el océano, separando las placas Eurasiática y Norteamericana, es el límite constructivo de las placas, donde se genera corteza continental, tan activo en Islandia que son numerosos los  volcanes, fumarolas, geyseres y aguas termales.
Son muchos los lugares donde se puede observar el rift de la dorsal, la fosa tectónica donde tiene lugar la separación. Uno de ellos es el denominado puente entre dos continentes muy cerca del aeropuerto de Reykjavik.

Al llegar a Islandia en verano, sorprende la casi ausencia de nieve, solo restos de neveros en las montañas que rodean la capital y algún glaciar en las zonas más elevada. La temperatura media del mes de enero es de 0 º C  y de 11 º C en julio en la capital.  La influencia de la corriente cálida del Golfo, Gulf Stream, es fundamental para mantener estas temperaturas en unas tierras  tan septentrionales.  De “tierra de hielo” solo el nombre.

Tanto, que no sales de tu asombro al ver las cunetas  y campos repletos de las flores del altramuz  (Lupinus nootkatensis)  con sus llamativos ramos de color violeta, después te enteras que es planta invasora, llegada de Alaska en 1945 y hasta que no hemos llegado al parque natural de Pingvellir no hemos podido disfrutar de la belleza del paisaje autóctono.
También nos ha sorprendido los campos de cultivos con sus bolas blancas de  hierba recién cortada y las extensiones de pastos con grandes manadas de caballos.
Creemos que el cambio climático les afecta y esa es la razón de ver plantaciones de árboles, aún muy jóvenes.

En el centro de Reykjavik, se encuentra el monumento a Leif Eriksson, nacido en Islandia, colonizador de Vinland,  en Terranova (USA), 500 años antes de la llegada de Colón al continente americano. Colonia que perduró hasta el 1400,  con el inicio de la pequeña edad de hielo que hizo bajar las temperaturas desde el optimo climático medieval  de los siglos X al XlV.
Leif, nacido en Islandia, era hijo de Erik el Rojo de familia noruega desterrado a Islandia, descubridor  y colonizador de Groenlandia en el 982.

En las fotografías he querido mostrar un volcán fisural, otros puntuales, las fumarolas,  geyser , campos de cultivos y ganaderos, junto con algún detalle del paisaje y cascadas tan abundantes en toda la isla. Las flores son los lupinos que tapizan todas las cunetas en el sur, tan llamativas como invasoras, espero que no hayan colonizados las tierras del norte.















5 comentarios:

Anónimo dijo...

Impresionante tito. Naturaleza en estado puro!
Disfrutad mucho. besos a todos
Cris

carmen dijo...

Con cada foto se disfruta de la grandeza de esos paisajes, soberbios!
Graciñas, Miguel, a disfrutarlos intensamente, bicos!

Esmeralda Torres dijo...

inigualeble Islandia, esos caballos salvajes me han conagiado de buen humor.
Abrazos

alfonso dijo...


Formidables fotos Miguel. Vengo regresando del post siguiente... y genial la documentación que aportas. Nos haces desear un viaje a esa maravilla de país donde el paisaje lo es todo.

Un abrazo MyM

· LMA · & · CR ·

Paloma Robles Blanco dijo...

Todo es puro espectáculo pero además de los que nos ofrece la madre naturaleza que son los buenos.Un abrazo